Esta semana he aprovechado que de una vez por todas se han abierto los cielos y ha dejado de llover para salir al campo en busca de las señales que nos indican la llegada de la primavera. De nuevo me he encontrado con un regalo del cielo: este almendro repleto de flores, resultado del buen año de lluvias que hemos tenido y que nos va a permitir disfrutar de una primavera y un verano espectaculares, con el campo en pleno apogeo.
He buscado un encuadre que me permitiera mostrar la intensidad del azul del cielo, pero cuidando que la composición no quedase excesivamente simétrica, por eso dejé la zona más llena de la imagen en la esquina superior izquierda. Aunque las condiciones lumínicas me permitian cerrar diafragma, lo abrí mucho buscando poca profundidad de campo y un desenfoque muy acusado.